Buscar este blog

lunes, 5 de julio de 2010

Cuatro clases de recreación

Hay cuatro clases de recreación. Un cristiano puede hallar esparcimiento en cuatro clases de actividades:

1. El descanso

La mejor actividad recreativa para un cristiano consiste en descansar. Si uno está cansado, debe descansar. Cuando el Señor Jesús y Sus discípulos se hubieron cansado de trabajar, Él les dijo a los discípulos: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Mr. 6:31). Tenemos que comprender que el reposo del Señor era una actividad recreativa. Él no dijo simplemente que descansaran por un momento, sino que fueran a un lugar desierto y descansaran un poco. Con frecuencia, cambiar de atmósfera al ir a un lugar solitario en las montañas o cerca de un río, le permite a uno hallar descanso. Esta es la actividad recreativa más común para un cristiano.

2. Un cambio de actividad

Si una persona se siente cansada después de haber realizado la misma labor por mucho tiempo, después de cierto lapso puede realizar una labor distinta. En lugar de dedicar ocho horas seguidas a una misma labor, puede dedicarse una o dos horas a hacer algo diferente. Quizá esta persona tenga que trabajar sentada la mayor parte del tiempo. Entonces, ella podría darse un recreo al realizar otra labor que le permita estar de pie. Tal vez tenga que efectuar una labor intelectual todo el tiempo, entonces podría hallar esparcimiento al realizar un trabajo manual. En cuanto tal persona haga esto, sentirá que su cansancio se ha desvanecido. Nosotros no procuramos tener la clase de distracción que procura el mundo. Siempre que haya un cambio en la actividad que realizamos, encontraremos una manera de aliviar nuestro cansancio. Para ello, podemos reorganizar un poco nuestra vida. El principio detrás de la recreación es la distracción. Siempre y cuando cambiemos la clase de trabajo que realizamos, obtendremos el recreo que necesitamos.

3. Los pasatiempos

Al mismo tiempo, en nuestra vida cristiana hay cabida para algunos pasatiempos apropiados. A algunos hermanos les gusta tomar fotografías. A otros, les gusta criar pájaros, cultivar flores o pintar. Estos pasatiempos son legítimos dentro del marco de la vida cristiana. A algunos les gusta la música; quizás ellos compongan algunas canciones y las toquen en el piano. A otros les gusta practicar la caligrafía. Todos estos son pasatiempos apropiados.
No importa de qué clase de recreación se trate, ya sea que se trate de descanso, un cambio de actividad o un pasatiempo, tiene que haber algo que una persona pueda practicar y dejar de practicar cuando quiera. Si una persona no puede abandonar alguna actividad, ello denota que algo no marcha bien. Es correcto, por ejemplo, tomar fotografías, examinarlas y aprender algo de las mismas; pero estamos en contra de cualquier actividad que controle la vida de una persona. La recreación debe de ser algo que uno fácilmente realiza y deja de realizar. Es correcto que un joven toque el violín, pero si no puede dejar de tocarlo, ello representa un problema. El problema con muchos creyentes jóvenes es que no son capaces de dejar de practicar ciertas actividades recreativas. Si ellos descubren que están esclavizados por alguna actividad, tienen que tomar medidas al respecto. Estos creyentes tienen que cortar sus vínculos con tales actividades, de lo contrario no serán capaces de seguir avanzando apropiadamente en su vida cristiana y serán esclavizados. La recreación debe de ser una actividad que uno pueda practicar o dejar de practicar con entera libertad. Uno jamás debería ser esclavizado por ella. Este es un principio subyacente. Debemos recordar que a fin de que cierta actividad constituya una diversión apropiada, ya sea que se trate de un pasatiempo, un cambio de actividad o un mero descanso, ésta no debe esclavizar a la persona.
Algunos jóvenes gustan de coleccionar estampillas, y no hay nada de malo en coleccionar estampillas. De hecho, tal pasatiempo puede proporcionarnos muchos beneficios, nos puede enseñar acerca de la geografía y la historia de los países del mundo, pero se convierte en un problema cuando uno está esclavizado a tal afición. Cualquier clase de recreación que nos provee esparcimiento apropiado sin que ésta ejerza dominio sobre nosotros, constituye un recreo legítimo.
Los padres deben de enseñar a sus hijos a divertirse de manera apropiada. Jamás debieran hacer que sus hijos busquen entretenimientos impropios debido a que no se les proveyó la clase de recreación apropiada. He conocido a muchos padres muy estrictos que perjudicaron a sus hijos de esta manera. Sus hogares se parecían más a instituciones que a hogares. Y como resultado de ello, sus hijos se escaparon del hogar para divertirse de modo inapropiado. Tenemos que tener en claro que nuestros hijos necesitan tener recreación. Nosotros mismos podemos proseguir con diversión o sin ella, pero nuestros hijos tienen que tener alguna clase de recreación. Si les privamos de su derecho a jugar, se aburrirán e inquietarán cuando estén en el hogar, y siempre que puedan, se escaparán para hacer otras cosas a nuestras espaldas.

4. Los juegos

Existen muchos juegos, tales como el ajedrez, los juegos de pelota y la equitación, que pueden ser considerados como actividades apropiadas, incluso si tales actividades implican ganar o perder. En tales juegos, ganar o perder depende de la habilidad. Es correcto que los niños jueguen tenis de mesa, básquetbol, voleibol, ajedrez o practiquen la equitación. Todas estas actividades son apropiadas y no hay nada pecaminoso en ellas. Los padres deben ser generosos al respecto y guiar a sus hijos a actividades recreativas apropiadas. Quizás las personas mayores no tengan tiempo para los deportes más exigentes, pero no deberían de prohibir que los más jóvenes los practiquen. Queremos que nuestros hijos separen un tiempo para el Señor, pero también debemos atender a su necesidad de divertirse. Debemos permitir que tengan cierta recreación.
Hemos mencionado cuatro formas de recreación: descansar, cambiar de actividad, los pasatiempos y los juegos. Un cristiano podrá disfrutar de cualquiera de estas actividades recreativas, pero no deberá ser dominado por ninguna. Esto es incorrecto. Cuanto más joven sea un creyente en el Señor, más cuidadoso debe ser en no ser dominado por nada. Quizás este asunto no sea un problema para nosotros en la actualidad. Tal vez a nosotros no nos importe mucho si tocamos el piano o no, pero esto probablemente sí le importa mucho a un nuevo creyente. Y por ello, cada vez que lleva a cabo una de estas actividades, se sentirá inquietado por su conciencia. Al inicio de la vida cristiana, cuanto más se involucra uno en cualquier actividad recreativa, más dominado será por ella. Así pues, en cuanto uno experimente cualquier clase de esclavitud en relación con tales actividades, deberá detenerse inmediatamente.

No hay comentarios: